“Time goes by so slowly”. Seguramente solo con leer estas cinco palabras ya está sonando en tu cabeza la melodía que las acompaña. En efecto, así es como comienza Hung Up de Madonna, uno de los más grandes éxitos de la última etapa de la cantante. Lanzada en 2005, como adelanto de Confessions on a Dance Floor, supuso la inyección de popularidad que necesitaba en ese momento. Después de American Life (2003), un disco que no fue recibido con mucho entusiasmo, con Hung Up los críticos la auparon como creadora de su mejor tema dance hasta el momento, comparada con su época de máximo esplendor en este género.
A finales de la década de los 70 parecía que la música disco había muerto para siempre. Muchos de los artistas más asociados al género, como ABBA y Donna Summer, daban los últimos coletazos alrededor de 1978. Pero poco después, muchos de los nuevos artistas emergentes tomaron la influencia de esta música para conducir al dance a una dimensión nueva e igualmente interesante. Una de ellas fue Madonna, que ya se había ganado el sobrenombre de Reina del Pop, había coqueteado con el R&B y hasta con el country.
Todo el éxito de Hung up no se entendería sin el sample de la canción, un fragmento de Gimme! Gimme! Gimme! De ABBA, reconocible por todo el mundo. Con este tema de 1970, la artista consiguió mezclarla de forma magistral con los nuevos sonidos que imperaban en los primeros años de los 2000, con un estribillo potente siempre acompañado de esas manecillas del reloj que marcaban el miedo a perder el tiempo. Todo ello con una letra muy oportuna, escrita como la típica canción dance que habla sobre una mujer fuerte e independiente que ha sufrido por sus relaciones sentimentales.
Sin embargo, no fue tan sencillo para Madonna hacerse con esos sonidos que necesitaba para crear la base de la canción. Fue la propia artista la que tuvo que escribir personalmente a Bjorn Ulvaeus y Benny Andersson, los miembros masculinos de la banda sueca, para obtener su permiso para usar la muestra. Ambos se mostraron muy reticentes, y es que solo habían dado anteriormente un permiso para algo similar. Fue a los Fugees, que utilizaron el bajo y el sintetizador de The Name of the Game para el tema Rumble In The Jungle de 1997.
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